Sí, sí, sí!! Me voy a Madrí!!

Salgo en el Alsa de las cinco. Seis horas de viaje y estaré en la ciudad que me vió nacer, crecer, echarme a perder y demás estados de evolución del ser humano.

Son las fiestas de mi barrio y procuro escaparme todos los años y pasar allí el fin de semana, más que nada porque es una gran ocasión de ver a un montón de gente con la que salía y militaba mientras vivía allí.

Año tras año veo como van engordando, perdiendo pelo, adelgazando, casándose, teniendo criaturas que llenan sus días de noches sin dormir, llantos y demás circunstancias que acompañan al hecho de aumentar la familia. Y supongo que ellos ven lo mismo, bueno, creo que calva no me estoy quedando de momento y lo de los hijos... como que tampoco.

Va a ser un fin de semana de cañas, de charlas, de besos y abrazos. Me encantan. Mi madre se quejará de que voy dos días y apenas me ve el pelo. Yo le daré la razón mientras salgo corriendo por la puerta a ver a alguien con quien haya quedado. Así son los viajes de vuelta al lugar de origen. Sobre todo cuando son relámpago y no hay tiempo para todo.

El sábado llamaré a Sweet, hace mil años que no me doy una vuelta por Chueca y apetece, qué quereis que os diga, así que si alguna se apunta... es fácil, o avisais a Sweet o le pedís mi número a Cris, que lo tiene y así nos tomamos algo y os pongo caras a unas cuantas. Que tengo unas ganas... Porque me temo que la única manera de ponernos en contacto es vía blog o e-mail y hasta las dos estaré conectada y disponible pero a partir de ese momento, como que no, oiga.

Tengo muchas ganas de que lleguen las cinco. Coger la maleta y un par de libros para el viaje y lanzarme rumbo a la meseta. Me dijeron que hace sol así que meteré las camisetas de tirantes.