jueves, 14 de enero de 2010

La Shakira y la Malú.

Tengo el día tonto. No me digais por qué, supongo que por la morriña esta que no me ha abandonado todavía y porque está cayendo una granizada de espanto. ¡Qué bonito es el invierno, mecagüendiez!

La cosa es que me he acordado de las vacas de mi consultora de calidad, que no es que las tenga ella, es que su familia es ganadera. Así que a las vacas no las conozco "in person" pero he oído hablar de ellas. Y lo creais o no se nota que los tiempos cambian que es una barbaridad incluso en el campo (ese lugar verde donde hay animalillos pastando)

Porque las vacas ya no se llaman Marcela, Pinta, Bonita ni cosas así. Ahora son "la Shakira", "la Malú", "la Chenoa"... Que no sé yo si les parecerá estupendo a estas mujeres que les vayan poniendo sus conocidos nombres a unas vacas lecheras, pero me temo que no van a poder reclamar nada a nadie.

Lo que no tengo claro todavía, no porque no preguntara sino porque la conversación del ganado fue por otros derroteros más prácticos como la producción de leche y su posterior distribución. (Esto me pasa por hablar del campo en una comida con el auditor de calidad) A lo que iba, que lo que no tengo claro es si "la Shakira" se llama así por tener un movimiento de cadera de esos que le quitan el hipo a los toros de la zona o porque a la dueña le gusta La Loba.

Y esto me recuerda que en un momento de la historia de la ganadería asturiana, hace ya una jartá de años que no voy a ponerlos aquí (que parezco mayor) un par de vacas tuvieron mi nombre. Bueno, se lo pusieron cuando nacieron pero lo llevaron durante el resto de su vida, antes de terminar convertidas en chuletas. (Que llena de sinsabores es la cida de la vaca) Y les bautizaron con tan hermoso nombre ( no, no tengo abuela) porque conocí a los dueños de sus respectivas madres (de las terneras no de los ganaderos) y nos corrimos tales juergas en la feria del ganado de Avilés que quedaron impresionados (o traumatizados) con mi presencia y lo conmemoraron con sendos bautizos.

De aquella me hizo hasta ilusión, pero conste que años después me costaba comerme un filete sin pensar si estaría masticando a una tocaya. Desde entonces intento comer siempre carne de güe (o buey) y así no tengo cargo de conciencia.

Y no sé por qué os he contado esto. Debe de ser el cierre contable del año, que me tiene hasta el moño.

lunes, 11 de enero de 2010

Vuelta al mundo real

Buenas noches a todo el mundo.

Este post iba a ser escrito por la mañana pero... tengo demasiado curro para poder dedicarme a menesteres más lúdicos, así que me he venido a la Caleya que tiene WiFi y voy a actualizar.

Estuve en los madriles de vacaciones y me lo pasé genial, tan bien que tengo una especie de morriña que no me deja sonreír del todo. Es lo que tiene esto de desplazarse al lugar de nacimiento.

Os cuento lo que hice?? Pues se resume en pocas palabras. Salí, vi a mi gente, tomé muchas cañas, conocí a una bloguera estupenda (Coquí) y me reencontré con la pequeña Sweet y con La Desgra (nena, cada día que pasa me gustas más). Me llené el estómago de sushi y sopa de misho (dos días de japo dan para mucho) Me reí todo lo que pude y todo lo que quise, tuve tiempo para conversaciones pseudotrascendentales y activistas. Viví un momento "fucking lion", comprobé en cabeza ajena que un mes sirve para que una relación se convierta en matrimonio (quedémonos con el sentido peyorativo de la frase) y seguí tomando cañas al son del politono que hizo furor en mi vida invernal (el polvorete).

Hablé de exes y de los que están por llegar, de fútbol, de libros, del tiempo (del que hace que no nos vemos y del vivimos, con nieve incluída). Leí mucho, escribí poco, no me conecté nada, así que no jugué con mi zoo y no actualicé hasta hoy.

Ahora echo de menos (un poco) lo que viví allí, lo que dejé atrás cuando me fui, lo que hice estas vacaciones. Vamos que estoy echando de menos mil millones de cosas. Pero conste que no me quiero ir de aquí, que hay playa y quiero que vengais a verme.

Y ya está, mi morriña y yo estamos de nuevo en casa. Se acabaron las vacaciones, hace frío pero no nieva. He vuelto al trabajo. He vuelto a la realidad.