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viernes, 30 de enero de 2009

El Sr. Obama y las mujeres

Cuando Obama fue proclamado presidente de los Estados Unidos, os prometo que no las tenía todas conmigo. Quería creer que el cambio sería real y que habría grandes diferencias con el gobierno de Bush, quería pensar que este hombre que derrotó al partido republicano y al nuevo feminismo de Sarah Palin iba a cambiar las cosas para bien.

Firmó el cierre de Guantánamo impidiendo así las torturas que se cometían, parece que en política social va a invertir en los que más lo necesitan. Pero no es de todo esto de lo que quiero hablar sino del enorme paso que se ha dado hacia la igualdad y el reconocimiento de las mujeres.

Con la mañana que tenía yo, mala, mala, mala. Estaba curándome el sueño con un café y un pincho cuando abro el periódico y me encuentro con la feliz noticia "Obama iguala a las mujeres"

Por fin se deshacen las malas acciones de sus predecesores que ninguneaban la labor de las mujeres y lo permitían incluso por encima de los jurados. Las sentencias al reclamar un salario equiparado al de los hombres se zanjaban con un: "Eres mujer, da gracias a que al menos te dejemos trabajar fuera de casa. No quieras ser como los hombres"

Ahora las mujeres podrán percibir igual salario a igual trabajo. Se ha dado un paso adelante que espero se extienda por todos los paises, porque aunque sea lamentable, es EEUU el referente que se copia en la política mundial.

Supongo que el tener dos hijas que sufrirán las discriminaciones cuando salgan al mercado laboral le hace ver las cosas de otra manera.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Con faldas o a la calle

Todavía recuerdo el cartel de "Silencio, por favor" que había en el centro de salud donde me recetaban jarabes para el catarro. Gracias a una genética envidiable nunca tuve ninguna enfermedad seria (dejadme que toque madera). Aparecía una enfermera, en el cartel, monísma poniéndose el dedo delante de los labios en un chistar mudo pero tan gráfico que nos hacía callar a todos. Estoy hablando de principios de los ochenta e incluso finales de los setenta.

Por aquel entonces las enfermeras llevaban uniforme con delantal y una cofia, todo blanco inmaculado, que la blancura es sinónimo de limpieza.
Pasaron los años y con ellos se cambiaron los uniformes, las faldas, delantales y cofias dieron paso a los pijamas, pantalones y camisas más cómodos a la hora de trabajar, más útiles a la hora de cubrir el cuerpo y protegerlo de manchas, de roces... No nos olvidemos que estamos hablando de mujeres que trabajan con enfermos.

Pero hete aquí que en Cádiz hay una clínica que vuelve a colocar la falda y la cofia a sus enfermeras. Estas se quejaron con todo el derecho del mundo, algo normal si pensamos que lo que buscan es la comodidad para realizar su trabajo con la mayor eficiencia y seguridad posibles.

El TSJA, lo que viene siendo el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, les ha quitado la razón. A currar con falda y de bonito que hay que dar buena imagen de la empresa. Y digo yo, ¿pero no es un hospital?, pero ¿lo importante no es el trato a los pacientes?. Pues no, lo que importa es que la imagen sea buena, y ahí lo tenemos, volvemos a los años setenta, a las cofias y a los delantales, porque para los señores que gestionan las Clínicas Pascual y en concreto el Hospital de San Rafael de Cádiz, lo importante es lo que se ve.

Ahora las mujeres que no quieran usar falda pueden acabar en la calle, ya no va a ser sólo una reducción de salario, quitándoles el plus de productividad. Que ya me dirán estos señores como se disminuye una productividad por llevar pantalones... Por esta regla de tres los enfermeros no la cobran por no andar con la cofia todo el día.

Lo más sangrante es que la justicia les dé la razón marcando una diferencia entre hombres y mujeres que no debería de existir. La igualdad es para todos pero también para todas aunque a los jueces se les olvide demasiado a menudo.