Iba a actualizar la semana pasada para contaros mi viaje a Portugal. Iba a colgar fotos y todo, pero nada. Y es que eso de tener que postear desde la oficina me limita bastante. Paso de que mis fotos anden por este ordenador, así que nada, actualizo sin fotos y con más cosas de las que pensaba en un primer momento.
Me fui a Portugal, ya os lo había dicho. Cuatro días a 30 grados, visitando lugares que no conocía y volviendo de nuevo a otros ya visitados, hablando con amigas de mi costilla que en los viajes anteriores no había visto.
Estuvimos en Luso y en el Mato de Bussaco (Mato es bosque, no le busqueis otro significado). Luso es un pueblo que tiene fuentes termales y hay agua por todas partes, un lugar la mar de tranquilo que iba a ser sólo una escala en nuestro viaje al bosque. La idea inicial con la que salió mi costilla de casa era esa, pasar por Luso e ir a comer a un restaurante carísimo que hay en el Hotel Palace de Bussaco. Y yo iba de invitada. Me hacía una ilusión!!!! Pero como en nuestros viajes no se puede programar nada porque en seguida nos salimos de la ruta programada, al final no hubo super comida. En el polideportivo de Luso había una competición juvenil de patinaje artístico sobre ruedas, así que allí acabamos, viendo a un montón de chavales darle a los patines y comiendo un bocadillo. Todo romanticismo. Y esperamos a ver al chaval español que participaba, por eso del orgullo patrio,y el pobre se cayó como cinco veces haciendo los saltos mortales esos que son como para partirse la crisma.
Tras la decepción de la derrota de nuestro compatriota nos fuimos al Mato de Bussaco, nos tomamos un café en el hotelazo de marras e hicimos cuentas de lo que podía costar un fin de semana allí. Todavía estoy intentando convencer a mi costilla de que se estire y me invite, que lo de pasar un fin de semana en un palacio me apetece mucho mucho. Al final voy a ser una rojeras de lo más pija. En fin, que la política no está reñida con el glamour.
Dimos un paseo por el bosque, que es para quedarse allí y no salir nunca más. Árboles gigantescos, estanques, arroyos, mil especies distintas de plantas y helechos de tres metros de altura. Además estaba atardeciendo y el sol entraba por las ramas de los árboles... venga que me pongo moñas, pero es que era precioso.
El lunes nos fuimos a IKEA porque había que buscar muebles para la habitación vacía que hay en su casa y...todo Vigo estaba en IKEA (como allí no tienen). Así que después de cargar con estanterías y con un super sofá cama que pesaba como un demonio lleno de piedras, nos dirigimos al pasillo no sé que número a buscar el conchón del sofá y los vigueses se los habían llevado todos. No quedaba un maldito colchón en todo IKEA. Así que después de cuatro horas haciendo cola hasta en los pasillos nos fuimos de allí con unas almohadas y un paquete de servilletas de papel.
A punto estuve de matar a más de uno y de una. Joder que se llevaban las estanterías de 10 en 10.
Y ya está, que me está quedando esto muy largo y aburre un poco. Prometo actualizar mañana, no sé con qué, pero prometo hacerlo.