martes, 26 de agosto de 2008

Políticas Lésbicas

¿Por qué suena tan mal todo lo que lleva asociada la palabra política? ¿Por qué razón nos chirría tanto esa palabra? Hay mucha gente que no quiere saber nada del tema. En cuanto les hablas de política te dicen: "A mí no me metas, yo paso. Con votar cada cuatro años.... Total, para que nos manden los de siempre, para que se enriquezcan y hagan lo que les dé la gana..."
Y no se dan cuenta de que hacemos política todos los días, desde que salimos por la mañana con rumbo al trabajo hasta que llegamos a casa después de tomar una o dos botellas de sidra.
La hacemos porque cedemos el asiento en el autobús, porque hablamos con quien nos vende el pan. La hacemos porque nuestras ideas condicionan lo que decimos, los lugares a los que vamos y la gente con la que tratamos.

Estuve en las jornadas de Políticas Lésbicas de San Sebastián, (maravillosos recuerdos). Y he de confesar que no tenía intención de ir al principio. No es porque me repela la política, llevo mucho tiempo militando y sí que me interesa; simplemente y por ser mujer y feminista, creía que no era necesario el crear una política aparte, a fin de cuentas todas somos mujeres. Pero... hablando y hablando con una mujer que lleva mucho tiempo en la militancia y que sabe mucho mucho más que yo... llegué a la conclusión de que no perdía nada por asistir y seguro que aprendía mucho allí.

Y aprendí, aprendí de las mujeres que estaban allí, aprendí de las cosas que dijeron, descubrí problemas que yo no experimentaba y que no son míos pero que comprendo. Yo que nunca llevé colgado el cartel de Bisexual al cuello estaba descubriendo por qué era tan importante la visibilidad, por qué eran necesarias unas políticas lésbicas a pesar de que todas fuéramos mujeres. Porque estaba descubriendo que mi realidad aunque se parecía a la de las demás, no era igual, porque es necesario que se sepan las diferencias que sufrimos por el simple hecho de no ser heterosexuales.

Y entonces... después de la experiencia me decidí a militar de una forma más activa. En el pasado, cuando vivía en la capital, ya estaba involucrada en el movimiento LGTB pero de una manera distinta, no tan directa; la realidad que conocía era sobre todo la de los hombres, porque eran ellos los visibles, ellos los militantes. Hoy somos nosotras.

Me gusta sentir y vivir el poder que tenemos para cambiar las cosas. El esfuerzo que ponemos en lo que hacemos cuando creemos en ello. Me gusta ser una parte de las mujeres del mundo. Y me gusta vivir lo que siento.

El año que viene volverán las jornadas a nuestras agendas y esta vez nadie tendrá que convencerme para ir. Desde hoy me apunto, así que... a las organizadoras: "En diciembre del 2009 ya tengo reservado el fin de semana para hacer política, política de la de verdad".

lunes, 18 de agosto de 2008

Por ser mujeres...

Tendría que haber escrito el jueves pasado porque fue cuendo leí la noticia en el Comercio, pero como la experiencia y el tiempo me enseñaron a no hablar en caliente porque digo muchas burradas... pues tras unos días de relax y de pensar y repensar la cosa me decidí a ponerme a ello.

Nos vacunan del VPH, el virus del papiloma humano. Nos vacunan porque según las cifras del gobierno de éste nuestro estado, el cáncer de cuello de útero es una de las principales causas de muerte de mujeres. Nos vacunan contra un virus del que podemos contagiarnos por practicar relaciones sexuales. Hablamos siempre desde la heterosexualidad, que no se nos olvide.

Nos vacunan porque es posible que ese virus (¡maldito bicho!) puede causarnos cáncer. Nos vacunan a nosotras mujeres porque lo somos, como lo del: "Porque yo lo valgo" de Loreal. Pero no nos explican muchas cosas.

La primera e importante es que no es cierto que sea la principal causa de muerte de las mujeres (en este nuestro estado, repito). Y no lo es porque las enfermedades cardiacas y otros cánceres se alzan con los primeros puestos. De hecho sólo el 0,3% de las mujeres del estado mueren por esta causa.
No nos dicen que de los quince tipos del virus pueden degenerar en cáncer sólo nos van a vacunar de dos. No nos dicen que el virus no es causa suficiente, que la pobreza, la falta de higiene ayudan a la evolución de la enfermedad.
No nos informan de que el 70% de la mujeres habrá tenido infección por el virus y que sólo un 1% desarrollara el cáncer de cuello de útero. No nos dicen que tarda 10 años en producir lesiones precancerosas y otros 10 en desarrollar desarrollar el carcinoma in situ.
Evitan contarnos que no está demostrada su eficacia en niñas de 9 a 12 años, la edad de las receptoras de esta vacuna, y que dicha "eficacia" es de 5 años. Que no sirve para nada en mujeres/niñas que no sean vírgenes.
No está demostrado que sea eficaz en los hombres y ¡oh, casualidad! son ellos quienes nos contagian este virus.

Pero así son las cosas. Somos mujeres y por eso nos pasa lo que nos pasa.
Volvemos de nuevo a ser los conejillos de indias de laboratorios farmacéuticos. Volvemos a ser utilizadas para que unos pocos se hagan más ricos.
Sostenemos la economía mundial con el trabajo no remunerado que nadie haría por nada. Cuidamos a niños y mayores, llevamos la casa, cuidamos la huerta, el ganado, caminamos kilómetros a por agua potable, somos las últimas en comer si hay poco para que el "macho" se alimente, para que lo haga la prole. Somos las reinas de la economía mundial y no lo sabemos. Lo peor es que saberlo no nos ayuda porque estamos obligadas por ese patriarcado que impusieron ellos, los más fuertes hace ya demasiado tiempo.

Quieren asustarnos con el cáncer que sin duda es una de las palabras que más miedo dan en este momento. Se cuelgan las medallas de salvadores pero son hombres y no nos salvan, nos utilizan.

Con el coste de esta vacuna podrían realizarse revisiones ginecológicas periódicas y para todas las mujeres, podrían financiarse campañas de educación sexual que mermaran las posibilidades de infectarnos con el virus y por tanto disminuiría ese 1% que desarrolla el carcinoma.

Pero no. El laboratorio tiene que enriquecerse después del golpe sufrido con un error anterior y para eso servimos. Para salvar el barco que se hunde y que ya abandonaron hasta las ratas.

Podemos hacer algo todavía, podemos informarnos y saber más. A fin de cuentas... la información es poder.

jueves, 7 de agosto de 2008

¿Cómo lo digo?

El otro día hablaba con unas amigas de la mejor manera de salir del armario, de decir en casa que no esperen una boda por la iglesia toda vestida de blanco en plan milhojas de merengue porque eso no va a pasar.

Había versiones para todo, desde: "Yo no dije nunca nada pero se lo imaginan", hasta: "Yo no salgo ni de coña porque a mi familia le puede dar un pasmo de muerte. ¡A mi edad!"

No sé cual de ellas es la mejor opción, yo tuve la mia y la tengo aún. Cada casa es un mundo y cada familia otro y que no se entere la abuela porque total, con lo mayor que es ni se va a enterar y se va a llevar un disgusto, para lo que le queda... Con la cantidad de abuelas que hay por ahí orgullosísimas de sus nietas se acuesten con quien se acuesten.

Lo gracioso del asunto es como ven la bisexualidad. Aquí si que encuentro yo diferencias sustanciales. Y me baso en lo que escucho cuando hablo con mi familia y con otras madres y padres y primos y sobrinas. Familia en general.

Escuché que eso era vicio, que era una moda, que era por llamar la atención, que era imposible. Escuché todo eso y más. Escuché que lesbiana se nace y una no se hace, y que si toda la vida se anduvo con hombres... que no se puede andar con mujeres.

¿Cómo se explica eso en casa?

Mira mamá, tenemos que hablar. Ya sé que conociste a todos mis novios y no te gustó ninguno. Sé que te extraña que no ande con ninguno, con lo que yo era. Pero es que ahora quiero estar con mujeres. No, no me lobotomizaron. No, no fueron las compañías. No, no soy una depravada sexual, no me mires con esa cara. Simplemente las cosas cambian. Yo cambié. No, no me crucé de acera, hay hombres que me encantan, es sólo que descubrí que también me gustan las mujeres...

Lo hablaba con unas amigas, heteros unas, lesbianas otras, bisexuales el resto.
- Yo lo diría tal cual - esto sale de la boca de la hetero convencida, de la que no se liará jamás con una mujer. No sé si por miedo al cambio o porque no le atraen lo más mínimo.
- Yo no diría nada - lo dicen casi todas - total, tu vida es tuya y no tienen por qué saberlo.
- Yo se lo diría más adelante, si tienes una relación seria con una mujer, sino... ¿Qué más da?

Y yo que siempre dije que mi vida es mia y la vivo como quiero lo digo en casa y se creen que estoy de coña, y me preguntan si salgo con cada una de las mujeres que entran en mi casa. Una, otra y otra. Como si tuviera un harem.

Lo que sí veo es que... si el ser lesbiana es complicado de decir, la bisexualidad es todo un handicap. Como consuelo, a los que ni lo ven, ni lo entienden, ni quieren comprenderlo les queda la esperanza de que volvamos al camino "recto" de la heterosexualidad. ¡Van listos!