martes, 4 de noviembre de 2008

Fin de curso

Se terminó el domingo con un asado argentino que me tuvo dando a las brasas no sé cuantas horas. Pero mereció la pena. Hay que ver que buena está la carne hecha lentamente en una parrilla.

Quince días de trabajo que me dejaron el cuerpo baldado, me duelen hasta las pestañas aunque supongo que el gripazo que traigo encima también tiene que ver. Apenas duermo, no sé si lo comenté antes, estoy un poco espesa a estas horas de la mañana, pero los tambores nos llenaban a todas de energía hasta el punto que a pesar del cansancio luego no éramos capaces de dormirnos. Y ahora mi cuerpo se acostumbró a ese ritmo y ahora me meto en la cama y doy mil vueltas hasta que por fin los ritmos se callan en mis oidos y llega el sueño.

Silvia se marcha hoy camino de Valencia, pasará mucho tiempo antes de que la volvamos a ver y la echo de menos. Parece algo absurdo que en dos semanas se creen lazos tan fuertes, pero supongo se viven las cosas con una intensidad que es diferente a la rutina de cada día.

Quiero pensar que estamos preparadas para tocar en la calle, para que nos miren o no nos hagan ni caso, como siempre. Pero ahora tenemos un arma poderosa, tenemos tambores que pueden sonar como trueno o como gotas de lluvia contra los tejados verdes de uralita que van desapareciendo.

Mi inutilidad con la parte izquierda de mi cuerpo parece ir disminuyendo paulatinamente, pero no es suficiente, lamentablemente. Hay momentos, demasiados, en los que lo que toco me suena a cascajo, me pierdo en los 16 golpes del Clave Son y ni os cuento lo difícil, por no decir imposible, que es hacer el tresillo infernal de la jota-fusión que montamos esta semana. Habrá que seguir dándole en casa, con una toalla sobre el parche para que mis vecinos no me echen de la comunidad.

Se terminó el curso, se acabó una etapa que es la salida para otras que vendrán detrás. Como dije el domingo: "Muchas gracias a todas por estos días de trabajo, por hacerlo más fácil, por cubrir los fallos cometidos en la dirección, por ayudarnos entre todas a aprender lo que nos parecía imposible" Vosotras sabeis quien sois, no hace falta que dé vuestros nombres aquí.

Y gracias Silvia. Millones de gracias y hasta pronto. Hasta muy pronto.

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