martes, 25 de mayo de 2010

Voy a contar estupideces

Porque son las dos y media de la madrugada, el cuerpo me queme porque estuve en la playa y la crema esta, que se supone que tiene factor 12, protege una mierda.

Voy a contar estupideces porque es la noche que toca. Porque no tengo sueño ni forma y manera de tenerlo salvo que me agarre un pedo del copón, cosa que no me apetece lo más mínimo.

Ya os conté mi historia de Margot y aquel trío que nunca fue porque una tiene su dignidad y de aquella poca experiencia. Y me quedan muchas más estupideces que contaros, porque ante todo la vida es estúpida y corta (pero ancha).

Así que hoy voy a contaros como una se entera de cosas que es mejor no saber nunca.

El caso es que hace un milenio, por lo menos, andaba yo pensando que hacer con mi vida. La verdad es que lo pienso al menos una vez al lustro, pero aquella vez era una cosa trascendental. Bueno, pues andaba yo por los Madriles que me vieron nacer y me dió por pensar qué era lo que quería para mí. Tenía una pareja estable (porque llevaba más de seis meses) y pensaba que era el amor de mi vida. ¡Lo que hace la inexperiencia!
Hablábamos de futuro, de una casa en el campo (en este caso la sierra madrileña) y lo que queríamos hacer con nuestras vidas.
Yo que siempre fui una mujer independiente (que se lo digan a mi madre) pensaba, lo mismo que ahora, en tener una casa enorme para criar caballos y llenarla de amigos cuando ¡oh, mi sorpresa! se me arrancan con la historia mil veces escuchada de que quieren una familia con niños y toda la parafernalia. Con lo bien que vivía yo en la ignorancia.

Se me encendió la luz de alarma. ¡Mierda, que quiere familia tradicional! ¿Y no te vale con ponerle nombre a los potros que nazcan en casa?
¿Potros? - me dice - ¿y a quién le dejamos la finca en herencia?

Joder, yo no había pensado en morirme, pero desde ese día lo tengo de lo más presente. Menos mal que tengo una jartá de sobrinos políticos que sabrán gastarse las pocas perras que dejaré el dia que la palme. Bueno, eso si mi hermano no me hace tía de verdad.

El caso es que después de aquella creo que el proyecto de Praos Sin Fronteras tiene más sentido del que tenía. Ya os dije que hablaría del tema, pero es que si me pongo ahora me dan las mil. (Que te quiero Inma)

Si todo va pa'lante voy a ser una de las millonarias guays que le dejan los millones a otros que no son de la familia, no a la iglesia que me repatea el estómago que no veas. Eso si no tengo un perro favorito de la muerte, que si es así lo va a heredar todo.

Y no sé si todo esto es una estupidez (que creo que sí) pero es que el insomnio que tengo post playa no da para más.

Os quiero mogollón. A toes.

5 comentarios:

BadMilk dijo...

Pero que haces despierta a esas horas? Y pensando cosas tan trascendentales nena?!?! así es normal que no duermas!! :)

Estoy contigo y poco a poco tengo menos ganas de llevar prole a este mundo... y lo de la herencia.. buf!

Anónimo dijo...

Yo tampoco he querido nunca formar parte de la "libertad tradicional".
No me he casado, no he adoptado y menos engendrado. No me gusta este mundo para mi cuanto menos para un ser indefenso.(y hablo de mundo humano)

Marcela dijo...

oye, preciosa, que si no sabes a quién dejar todos tus millones, aquí estoy yo, jajajajajaa.

LA DESGRACIÁ dijo...

Ay , pero cómo se puede ser tan mona! Linda! Nosotras sí que te queremos, guapa!

bss

cris dijo...

¿Y te importaría tener algún gato para cuando yo vaya?? mujer, que no dan mucho que hacer...