lunes, 8 de septiembre de 2008

Con los ojos como platos!!!!

Cuando la visibilidad toma las calles, a más de uno y de una se les ponen los ojos así, como platos, al borde de las pestañas, como si fueran a escaparse por querer acercarse más a eso que ven y que es una novedad, una sorpresa. Y es que en el fondo, aunque muestren rechazo a todo aquello que no es como su vida, lo primero que sienten los seres humanos es curiosidad. Una curiosidad sana, morbosa incluso, pero curiosidad.

¿Cuántas veces escuchamos decir a alguien en nuestro grupo de amistades que se va a pasar a la otra acera porque en la suya no se come una rosca?
Si me dieran un euro por cada vez que lo oí me podría ir a Cuba de vacaciones "todo incluido".

Pues el viernes pasado, después de una semana de curro a lo bestia pude escuchar esa frase unas cuantas veces. Y mi respuesta en todos los casos fue... "Prueba, es posible que te guste".

Y con la sidra la gente se vuelve locuaz, y "locuacean" que es un gusto y te enteras de cada cosa...
A medida que la conversación se animaba y después de escuchar diez veces que fulano va a empezar a acostarse con hombres, me dió por pensar si esa no es un nueva táctica para ligar. Si es que los hombres esperan que una mujer les diga: "Tranquilo machote, que antes de que te cambies de acera yo me voy contigo para que duermas tranquilín"

Y esto no lo pienso porque me considere una mujer de las que quitan el hipo y que va rompiendo corazones sino por como cambia la historia cuando se enteran de que tienes una relación con una mujer. Ahí sí que cambia el cuento y se les ponen los ojos como platos. Y si están bien educados o son personas "normales" (y en esto de la mormalidad habría mucho que decir, pero para otra vez) no te saltan con la tontería de que te vayas con ellos para que sepas lo que es un hombre, que los hay. A partir de ese momento lo del cambio de acera o de barrio no se repite.

Entonces y a medida que sigues hablando, surgen anécdotas de antiguos novios (yo los tuve) amantes y y amigos. Y los ojos se hacen cada vez más grandes porque ya no eres una mujer que le gustan las mujeres sino una mujer que no diferencia el sexo de la persona que tiene al lado. Una bisexual.
En ese momento la conversación tiró por otros derroteros, pero hoy que lo pienso, siento que me quedé con la curiosidad de leer en sus ojos o de escuchar con palabras lo que pensaban realmente.
No es que me importe, pero... seguro que tuvieron tema de conversación para el resto de la noche. Yo me fui a dormir.

Me gustaría pensar que el hecho de hablar con alguien que no se esconde, que no disimula lo que piensa y lo que siente les ayuda a entender que no somos una amenaza, que no pretendemos hacerles cambiar, que tenemos el mismo derecho que ellos a vivir una historia de amor o de sexo desenfrenado con quien nos apetezca.
Quisiera tener la seguridad de que al quedarse a solas no fui el tema de conversación de dos amigos que salen a ver si ligan (con mujeres, que eso de los cambios de acera son bromas que se gastan entre ellos), sino de como es tan normal que yo no sea heterosexual que no tengo que esconderlo entre historias ficticias y galanteos poco apetecibles. Desearía que la próxima vez que se encuentren con alguien como yo no miren de arriba a abajo, que los ojos no se les salgan de las órbitas, que tener en su círculo de amistades a una lesbiana, bisexual, gay, trans no sea para ellos un matiz que les diferencie del resto, que no sea como el tener un perro o un gato o una iguana en un terrario.
Ojalá una conversación entre sidras sirviera para normalizar las cosas, para que, como los niños que viven desde siempre con una realidad distinta a la mayoría, lo vieran como algo tan rutinario que no fuera sorprendente ni novedoso. Sería maravilloso que estas y otra conversaciones fueran útiles para que no se nos clasifique por con quien nos acostemos. Para llegar a un mundo ideal donde lo que nos une, incluyendo las temidas hipotecas, fuera lo importante.

Yo que pensaba que las relaciones eran íntimas y personales, yo que creía en la privacidad de los amores... Creo que hoy soy más visible y cuando miro atrás y me veo... Se me ponen los ojos como platos.

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