jueves, 2 de abril de 2009

Me voy a cargar la historia...

Vale, lo confieso. Me aburro, me aburro mucho, muchísimo, una barbaridad.

Hace sol, en la calle se tiene que estar de maravilla, no como en esta oficina que parece una sucursal del polo y hace un frío de narices. Ahora me iría a tomar una botella de sidra pero todavía me queda una hora de curro y como la gente pasa por la puerta y quiero disimular, para que no piensen que me pagan por estar aquí sentada, pues voy a seguir con la historia de Margot.

Como lo que tengo es una burrimiento supino, seguro que me cargo la historia, pero ya no tiene remedio, he empezado a escribir y ahora tengo que seguir adelante.

Supongo que os haría mucha gracia mi huída repentina de su casa después de que llegaran sus "queridos" compañeros de piso. Bueno, pues en lugar de sumar más emoción al momento que estaba viviendo lo cierto es que hizo que mi líbido se cayera con todo el equipo. (Cómo cambié con el tiempo!!!!)

Volvimos a quedar y volvimos a ir a su casa, porque el culpable siempre vuelve al lugar del crimen, y volvimos a emborracharnos lo justo, porque el alcohol nos hace ser valientes. La realidad es que estaba acojonada. Sí, yo, la superheroína que todas las niñas quisieran ser.

Esta vez me ocupé de tener toda la ropa puesta hasta que llegáramos a su habitación. No es que haya sido pudorosa en mi vida, pero una cosa es que te vean las tetas y otra muy distinta que te las vean en la boca de alguien. Vosotras me entendeis.

A lo que iba. Que yo tenía superada ya la prueba de los besos, de las caricias, de los abrazos y de los bailes arrimaos con roces de arriba a abajo y de lado a lado. Hasta ahí todo bien. Pero me aterraba el no saber que hacer con ella en la cama. Siempre había pensado que no podía ser muy difícil, a fin de cuentas su cuerpo era como el mio y suponía que lo que me gustaba a mí le gustaría a ella. Acertaba, no sabeis de que manera.

Ya en su cuarto, monísimo por cierto, y sin ropa encima pero con unas cuantas cervezas en el interior y sobre su escritorio me decidía sincerarme una vez más. Todas las veces que le había dicho que nunca había estado con una mujer se las había tomado a coña con el argumento peregrino de: Sí, claro, y besas así de bien de nacimiento.
Yo insistía en que los besos no querían decir nada porque había besado a muchos tíos antes, pero daba lo mismo. Así que cuando llegó el momento y le dije: Ok, tú me dices como y yo te hago caso. Le entró un ataque de risa que le duró hasta la mañana.

A ver, que no es que se estuviera riendo hasta la mañana, que sí hubo sexo, y estuvo muy bien, pero se acordaba a ratos y le daba la risa.

No voy a contaros con pelos y señales como fue mi primera vez, pero no había pelos (sólo los justos) y señales quedaron algunas pero sólo se veían si estábamos desnudas, así que discretitas ellas.
No está incluido en mi listado de grandes polvos de la historia de Jo, pero... por poco, por muy poco.

Superada la primera noche y dado que nos lo habíamos pasado muy bien decidimos repetir. Más que nada para confirmar que no había sido de casualidad, que no había sido por culpa del alcohol y otras sustancias estupefacientes.

Con el paso del tiempo fuimos introduciendo diversos juguetes en nuestros encuentros sexuales. Para ser del todo sincera los introducía ella y yo me limitaba a disfrutar de ellos. Pero conste que luego también los introducía yo. Que en el sexo no es todo recibir.
He de reconocer que la primera vez que la vi sacar un arnés del cajón casi me voy corriendo a medio vestir. Pero ¿qué quería hacer esta mujer conmigo? y ¿qué carajo era esa cosa con correas? Cuando le vi con él me dió la risa floja. Y cuando dejé de verlo... casi les da un pachungo a los vecinos que tenían que estar escuchándonos a las tantas del anoche en el pseudo silencio de la Gran Vía. Porque yo antes era muy escandalosa, pero el paso del tiempo me hizo más tranquila y en lugar de dar gritos ahora utilizo un tono más bajo... No sé que hago contandoos esto.

Bueno, creo que por hoy ya está bien. El resto de perversiones os las contaré en el último episodio. Porque esta historia no dió para mucho más.

Al final... no me la he cargado tanto.

4 comentarios:

tiaisi dijo...

perdona, un "tono más bajo" ó un tono más ó "abajo"????
Ja,ja,ja,ja,ja....

Sigue,sigue contándo..que algunas somos muy morbosas.jejejjee

LA DESGRACIÁ dijo...

No dejes de aburrirte que nos quedamos sin saber..

xDD

bss

copo dijo...

si esto lo escribes cuando te aburres..... Viva el aburrimiento... espero que te aburras mas a menudo!!!
Bien Bien, me ha gustado

Hei Jei dijo...

me ha encantado lo del tono más bajo.

mira, a mí me pasó el otro día justo lo contrario, que me debieron oír hasta los del pueblo de al lao y mira que yo siempre había creído que era silenciosa :S